Leyendas de Segovia: La leyenda del acueducto

 
 
Siempre me ha gustado la historia, aprender sobre ella es como descubrir un libro de cuentos que nunca acaba. Y cuando las leyendas entran en acción, la fantasía se mezcla con la historia y se convierte en la combinación perfecta. Por eso, cuando visitamos Segovia ( ver nuestro post “Segovia con niños”), a los Padawan les encantó conocer las leyendas que escondían detrás e inventar nuevas historias. Y en esta ocasión, os invitamos a conocer con nosotros ” las leyendas de Segovia”, en concreto, la leyenda del acueducto. 

LEYENDAS DE SEGOVIA: La Leyenda del Acueducto de Segovia

@rtve

 

Hace casi 2000 años, en un pueblecito en aquel entonces pequeño llamado Segovia, vivía una muchacha con su familia. Siendo la mayor de sus hermanos y hermanas, debía ayudar a sus padres a proveer a su familia. Cada madrugada, mientras su padre araba el campo y su madre tejía cestas, debía coger agua en el manantial de la montaña y volver caminando con el pesado cántaro.  Bajo el sol abrasador de Castilla, los minutos se convertían en horas y la caminata en una eternidad.  Julia, pues así se llamaba, deseaba con todas sus fuerzas día tras día que el cántaro no pesara tanto, que el camino fuera un poco más corto.
 
 
-No tengo apenas nada, pero con placer lo sacrificaría para no tener que sufrir cada día esta tortura- murmuraba  la muchacha cada mañana, mientras su espalda se doblaba bajo la cargada vasija. Y en su cabeza se repetía esta cantinela mientras descendía las laderas de la montaña y cruzaba los campos hasta su casa. Ese deseo era tan fuerte y profundo que se hizo eco en los espíritus del bosque; a través de ellos,  la cantinela de la muchacha llegó a oídos de un  pequeño diablillo que vivía escondido en la montaña. 
 

 

Al día siguiente, cuando el sol perezoso despertaba de su reposo y los primeros rayos jugueteaban con las ramas del los árboles, en un lado del camino, Julia se vio sorprendida por el pequeño ser. El diablillo saltaba y hacía posturas imposibles sobre las rocas del camino, mientras lucía una sonrisa traviesa y guiñaba el ojo. Si bien pensó que debería sentirse asustada, el diablillo parecía tan poca cosa que  su curiosidad se impuso y se acercó a mirar. 
 
 
– Pequeña, he oido que buscas ayuda con tus tareas. Yo puedo hacer que tu trabajo sea muy ligero, si estás dispuesta a cumplir tu promesa. Cuando haya acabado, deberás darme lo que te pida- dijo el pequeño ser, mientras tamborileaba su rechonchos dedos sobre su barriga. 
 
Julia miró al pequeño diablillo, pensando que poco podría hacer siendo tan pequeño. Y aunque así fuera, ella estaba más que dispuesta a prescindir de sus pocas posesiones con tal de ahorrarse cada mañana la dura caminata.  Por ello, aunque titubeante, accedió a la propuesta del diablillo. Cuál sería su sorpresa cuando más rápido que los jilgueros del bosque, el pequeño ser empezó a recoger piedras y a construir un pequeño muro, que iba extendiendo a lo largo del camino, con una pequeña canaleta por la que descendía fresca el agua del manantial. 
 
 
– Antes de que acabe el día, habré acabado el acueducto.  Cuando lo haya construido,  deberás venir conmigo, pues es tu alma lo que pido – la sonrisa perversa del diminuto ser heló la sangre de Julia, que no se esperaba tan alto precio. 
 
“¿Qué puedo hacer? Mi tarea era muy dura, pero ahora ya nunca volveré ver a mi familia” pensaba la joven, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas y no podía contener los sollozos.  Desesperada, rezó para que alguien le ayudara a deshacer el trato con el que el diablillo le había engañado.  Pero las horas pasaban y Julia se dio cuenta de que los pactos con el diablo no pueden romperse. 
 
– Deberás ser más lista que ese despiadado ser- le pareció escuchar en su cabeza. La muchacha no sabía si era la respuesta a sus rezos, pero comprendió que su única salida sería engañar al propio diablo. Repitió en su memoria las promesa mutua, hasta que descubrió la manera de burlar al granuja, usando sus propias palabras. 
 
 
El acueducto fue ganando en tamaño conforme pasaron las horas, mientras las familias de campesinos observaban asustadas el imponente monumento, pues una obra así sólo podía ser obra del mismísimo diablo. Bajo las últimas luces del crepúsculo, el malvado ser colocó el último arco y el agua comenzó a fluir.  
 
– Ya es la hora, niña- dijo el diablillo mientras se frotaba las manos con regozijo- Despídete de tu familia porque ya no los volverás a ver.
 
– Déjame mirar los últimos rayos sobre mi ciudad antes de tener que marchar – suplicó la joven.  
 
 

El diablo accedió a regañadientes y obligado,  pues el trato no vencía hasta el anochecer.  El sol se puso y las sombras cubrieron la ciudad;  preparado para reclamar su premio, el truhan chasqueó los dedos. Sin embargo, para su sorpresa, la muchacha no se vio atraída hacia él. Con furia, volvió a chasquear los dedos, pero nada ocurrió. 

 
– Parece que una simple niña te ha vencido, Belcebú- le dijo Julia.  Y repitiendo el gesto que él había hecho  esa mañana,  le guiñó un ojo. Incapaz de entender cómo le había engañado, la rabia creció en  el interior del diablillo como una inmensa bola de fuego, hasta que no pudo controlarla y comenzó a arder, en un fuego implacable que le consumió. 
 
 
La joven, mientras corría a abrazar a su familia, acariciaba en el bolsillo de su falda la diminuta piedra que retiró horas atrás de los cimientos. Desde ese día, su familia disfrutó de agua fresca y Julia nunca más tuvo que ir al manantial cargada con el cántaro.  Los años pasaron, y Julia tuvo hijos, los hijos  nietos y los nietos  biznietos. Y a lo largo de cientos de años, cada nueva generación de su familia contaba a sus pequeños la leyenda del acueducto y como algo aparentemente insignificante permitió derrotar la magia más poderosa. Y así acaba una de las más famosas leyendas de Segovia . 
 

 

Espero que os haya gustado nuestra adaptación de la bonita leyenda del acueducto dentro de las leyendas de Segovia. Os animo a disfrutar de nuestra  visita en ” Segovia con niños”. Que la fuerza os acompañe:
 
Mamá Ewok y los 3 padawan (@los3padawanymama)
 

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