Un día perfecto

Me falta tiempo. Para dormir, para recoger, para organizar, para leer….pero sobre todo para perderlo. Perderlo jugando con mis hijos sin mirar el reloj, perderlo pensando en mi princesa fugaz, perderlo saboreando como crecen. Siento que el tiempo se me escapa entre los dedos y con él los momentos que ya no volverán: Unai diciendo “ mamá, eres la mejora” con su sonrisa rota, Liam con los ojos brillando de orgullo tras escalar su primera montaña, con las mejillas todavía coloradas,Enda con su sonrisa achinada y la  cabecita inclinada. Explicaciones bizarras sobre niños de madera reconstruidos, eso sí, sin cables.

Hoy ha sido un día bonito, desde el principio hasta el fin. Con más risas que riñas, con más relax que prisas y una pequeña suma de momentos sencillos pero perfectos. No quiero olvidar el habla de mis niños resabiados (“ eso a mí me parece bien, mamá”), el cariño de abuelos y nietos, la aventura del camino simple. Quiero correr de nuevo tras ellos, dejarme pillar entre cosquillas.

Porque nunca sabes cuánto dura la vida, la tuya, la de tu pareja o la de tus hijos. Porque perderemos también a nuestros padres y la vida nunca será igual. Porque aunque el amor no se pierde a veces echas en falta a los que no están. Por eso espero aprender a buscar ese tiempo, para vivirlo y escribirlo, o pintarlo o fotografiarlo, pues aunque ya no sea ese momento pueda al menos revivirlo.  Y guardar algún día perfecto para cuando lleguen los que no lo sean.

A todos los que me acompañan en el camino, os quiero

Mamá Ewok

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