La pandilla Hamster
Como a los Padawan cada vez les gusta más los juegos de mesa, seguimos ampliando la colección. Esta es la segunda adquisición para nuestros juegos de mesa, esta vez en formato grande, nuevamente de Haba.
El propio juego ya es un puzzle que montar, así que ya empieza siendo divertido. Otra de las ventajas es que es un juego cooperativo, no hay ganadores, con lo que es una buena opción en estas edades que a veces se tolera todavía regular la frustración de perder.
El juego puede jugarse sólo o hasta 4 jugadores, que son el número de hámsters que componen la pandilla, ajustando la cosecha al número de jugadores si no queremos que el juego se alargue.
La pandilla ha de recoger la cosecha de trigo, zanahorias y tréboles antes de que caiga la última de las hojas.
Cada vez que se cumple el turno de todos los jugadores y vuelve a tirar el primero, giraremos las hojas para que se amarilleen y cuando todas estén amarillas las colocaremos en la guarida del erizo para que pueda hibernar. Nuestro objetivo es recoger nuestra cosecha antes de que esto ocurra.
Cada una de las cosechas tiene su propio lugar para almacenar y para poder llegar tendremos que superar obstáculos, como ascensores, vagonetas.
Cada tirada de dados nos permitirá movernos entre las estancias llevando nuestra cosecha.
El juego es muy divertido y además permite que aprendan a trabajar en equipo, así como trabaja la paciencia al tener que esperar el turno.
A los Padawan les encanta el juego, y pasan mucho rato entretenidos, turnándose el cuidado del erizo, que deben llevar además de la cosecha durante el juego. Así que lo recomendamos para estas edades ( de 4 a 6 años), para disfrutar en familia.
Espero que os haya gustado y que os animéis a conocerlo. Aquí os paso el enlace a Amazon por si os interesa. Que la fuerza os acompañe:
Mama Ewok y los 3 padawan
Ualaaaaaaaa!!! Cómo mola ese juego <3
Lo buscaremos!
Quizás para los tuyos, ya expertos jugadores, se quede un poco corto, pues es sólo tirar los dados y contar, sin muchas combinaciones. Pero la estética es una pasada