Libros de maternidad: bonita teoría, difícil realidad

Me encanta ese vestido. El corte ( no demasiado ceñidito), el estampado (moderno pero sin pasarse) y el precio ( por una vez no me voy a desriñonar para una boda). Y te lo pruebas, te das la vuelta convencida de que te va a quedar casi, casi como a la modelo y zas….. tortazo de realidad. Ni el color ( sí, tienes moreno de parque, pero la palidez y las ojeras hay siguen, y no ayudan), ni el corte ( dicen que tras el parto recuperas la figura, pero qué pasa después de 4 embarazos: pues que no sueltas la barriga) ni nada. Algo así me pasa a mi con los libros de maternidad.

Teoría vs. realidad

Durante mi primer embarazo, supongo que algo atípico, apenas leí libros sobre bebes o crianza. No debe ser tan difícil, me decía. Así que no puedo culpar a nadie salvo a mi misma cuando aprendí, a base de sufrirlo, que nadie te salva de la agobiante incertidumbre del primer mes, o que no eres una mala madre si necesitas que por favor se lleven a esa adorable lapita de tu lado porque necesitas una ducha más que el comer. Por eso, superados los primeros 2 años, empezando con las rabietas y ya con 2 niños, sin mucha tribu a la que acudir, me dije: esto a mi ya no pasa. A hincar los codos.

De «Día a Día me supero»

No es tan fácil. Primero tienes que saber que tipo de madre eres. Porque te llegan a las manos recomendaciones contradictorias, como la disciplina militar del método Estivil o la armonía mundial en versión bebé de Rosa Jové. Cómo ya he dicho alguna vez, no soy persona de extremos. Al final me quedé con 2 libros, de los cuales me hablaron bien y además el titulo era muy tentador: «Educar sin gritar» de Alba Castellví, y » Me gusta la familia que me ha tocado» de Carmen Thió.  Ambas son psicólogas, expertas en relaciones familiares y  educación infantil

De»Supersinglemami»

«Educar sin gritar» es un muy buen manual de mediación.
Recuerdo que llevaba 2 semanas especialmente intensas con mi hijo mayor, con la llegada reciente del tercer hermanito.  Autonomía, pero también responsabilidad, era el mensaje principal: evitar castigos pero aplicar consecuencias lógicas, con posibilidad de elección. Y reconozco que funciona, pero no podéis imaginaros ( o probablemente sí) lo difícil que es mantener la calma después de un día de 10 horas de trabajo, el trajín de las extraescolares, mami por aquí, yo también quiero eso por allá. O cómo buscar la lógica para un niño de 2-3 años de cuál serán las consecuencias de no lavarse los dientes. Al final del día me sentía más desgastada que un miembro de Naciones Unidas discutiendo sobre la guerra de Siria.

Intentaré  recordar las ventajas de entrar en su mundo para que no sea tan complicado sacarles de él (pues es verdad que la cena/ducha puede esperar 5-10 minutos más). Aunque es difícil, le dejaré elegir y me morderé la lengua cuando  sea lo que quiero ( y sé que es mejor para él), pues fallando es como se aprende. Incluso dentro de poco quizás lograré dejar de decirle: «ves, ya te lo decía».

» Me gusta la familia que me ha tocado» , es realmente como me gustaría que fuera la familia que nos ha tocado, pero aún es más complicado, pues es muy difícil lograr la disciplina positiva, que va entrelazada con la autonomía. Porque a diferencia de lo que yo antes pensaba,  no es el halago continuo o sin razón, sino discernir las cualidades buenas y potenciarlas Y esto no es fácil sin caer en el gran pecado de los padres de que nuestro hijo es el más listo, más guapo, más todo, y sino, por si acaso se lo digo.  Yo siempre tiendo en decirles que es el dibujo más bonito (aunque sean solo rayones), cuando quizás debería de decir más bien cómo se nota que te has esforzado o cada vez te sale mejor, por ejemplo. Y me pueden las prisas cuando faltan 15 minutos para ir al cole y todavía no están vestidos, o cuando son las 10 de la noche y todavía están cenando, así que sólo por una vez les ayudo….. y esa vez se repite cada día.

Así que esta vez con los libros bajo el brazo me sigo peleando con intentar mejorar mi forma de educar. Casi cada día,  cuando me miro al espejo, sigo viendo a esa madre chillona y controladora. Pero alguna vez me sorprendo y logro encontrar esa armonía, y mis hijos resplandecen de orgullo propio. Y me digo que alguno día entraré en ese vestido y, sino, para ellos siempre seré bonita con cuatro harapos. Os dejo con este video que me recordó que nuestro día son mas que riñas y desastres:

Que la fuerza os acompañe:

Mamá Ewok y los 3 padawan.

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